Lo estoy pasando fatal, ansiedad, estrés, indigestiones, dolor de cabeza: El ordenador que me ha acompañado mis últimos 18 años de mi vida, desde los 26 a los 43, está a punto de morir, cada día más sectores defectuosos. Mi único amigo. Ese PC es el centro de mi pequeña burbuja los últimos 18 años.
No se que hacer, ¿Otra torre? ¿Un portátil? Miro y miro y ningún modelo me convence, confusión, inseguridad. Sé que nunca encontraré otro igual, ese ruido blanco de los ventiladores, ese windows xp, el ruido del disco duro. Pagaría por seguir usándolo forever y que nada cambie. No recuerdo que me pasara esto hace 18 años, ¿Estoy empeorando? ¿Podré evadirme de la realidad con otro, sin ese tranquilizador ruido blanco? Es uno de los cambios vitales más importantes en mi vida, mi subconsciente lo percibe como un momento de inflexión. Para cualquier otra persona sería un cambio de PC sin más. Pero para mí hasta decidir portátil o sobremesa está siendo un trauma (y no es la primera vez). Recibo presiones de parte de mi padre para que compre uno ¡ya!, para este verano, como regalo, pero necesito tiempo. Ya he comprado uno por la presión y he tenido que devolverlo (bendito derecho de desistimiento).
Es por lo que simboliza el cambio, como un pasar página, ese PC es el centro de mi pequeña burbuja, de mi mundo, los últimos 18 años. Un tótem de no cambios. Siempre estaba en el mismo lugar, disponible para encenderlo, siempre igual, inalterado. Como el perrito que te recibe todos los días al llegar a casa meneando el rabo. Y de repente desaparece, y hay otra cosa.
Un portátil supone asumir que en el futuro necesitaré transportarlo, y yo no quiero cambios, los odio. Pero admito que los cambios son inevitables aunque internamente me hagan patalear como un niño con berrinche. Una torre, aunque torre, nunca será lo mismo que mi torre actual, ni el mismo aspecto, ni los mismos sonidos, ni el mismo SO.