Se acerca el fatídico día que no quería que nunca llegara: En una semana debo abandonar mi reclusión de un mes, debo abandonar mi felicidad y reincorporarme al asqueroso mundo "real". Que no se me entienda mal, me gusta mi trabajo.
Y la asquerosa realidad es que ya antes de irnos de vacaciones la carga de trabajo había disminuido bastante y estaban entrando pocos proyectos. ¿Que me esperará en septiembre? Espero que no haya despidos o traslados, ¿A donde iría a mis 35 años, con mis limitaciones, y tal como es el mercado laboral español? Estoy asustado.
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